jueves, 30 de agosto de 2007

VIOLENCIA EN CONTRA DE LA MUJER: UNA REALIDAD DE NUESTRO PASADO Y PRESENTE


Durante el periodo Conservador (1831-1861) la violencia de género se presento como un elemento de continuidad del proceso de Independencia. Respaldada por la naciente República y la iglesia Católica, la cultura autoritaria fue la base de la sociedad de aquella época.
Para acercarnos al estudio de la violencia conyugal debemos tomar en cuenta una serie de factores que van unidos a los actos de violencia, como por ejemplo, creencias, valores e ideas preconcebidas que existen con respecto a la familia, como también los roles que cumple cada uno de sus componentes.
La familia desde un punto de vista jurídico (legislación hispánica y republicana) era considerada un grupo esencialmente domestico, circunscrito a las personas que vivían bajo un mismo techo. En ella se establecía, además la primacía del padre, es decir, la autoridad paterna por sobre todo y todos los integrantes de la familia. En esta concepción patriarcal el padre centralizaba las funciones del gobierno y dirección lo que implicaba sometimiento obediencia de la mujer y los hijos.
Esta hegemonía no concebía explícitamente a los hombres el derecho a golpear a sus esposas, sin embargo, la sociedad consideraba aceptable que el marido mandara dentro de la casa y que castigara a su mujer y a sus hijos para corregir sus faltas siempre que lo hiciera con suavidad.

Otro factor importante es el discurso cristiano sobre el matrimonio, que durante el siglo XIX fue patrimonio de la iglesia Católica, y señalaba que era la base de asentamiento y proyección de la sociedad y de los sujetos hacia el plan de Dios. Según la Iglesia, no podía existir una unión afectiva si la misma no era supervisada y avalada por ella, para ella el matrimonio debía fundarse en la monogamia, la indisolubilidad, la convivencia cordial y el amor a los hijos, por lo que buscaba en todos los casos la cohabitación de los esposos.
Por tanto, la aceptación por la mujer de la autoridad masculina, es el rol que entrega la Iglesia y el Estado a ésta, lo que originaria un matrimonio socialmente aceptado y cotidianamente bien llevado, mientras que las actitudes de rebeldía femenina no solo ameritan el rechazo social sino que también el desarrollo de un proceso marital identificable con la “mala vida”: agresiones, insultos, abusos, etc.


Preguntas:

1.- ¿Qué significa que durante el periodo conservador la violencia de género se haya presentado como un elemento de continuidad?
2.- ¿Qué instituciones respaldaron la autoridad paterna en la familia?
3.- ¿Qué creencias actuales contribuyen a la violencia de género?









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